lunes, 19 de marzo de 2012

Desconocido.



Pero es de noche y ladran los perros  que detesto cada una de las madrugadas. ¿Por qué me tengo que levantar de noche?
Porque de madrugada se vive, se piensa y se siente mejor; recordé un momento que, como todo lo demás, me lleva a él.
Es una de las pocas personas que a través de los años me parecen más y más interesantes. Tiene eso que tienen las personas sabias: me atrae desde lo intelectual. Me da envidia la claridad con la que puede pensar. Quiero ser como él o quiero tenerlo cerca o quiero que seamos amigos… o algo más.
Un sábado terminé en Cuernavaca con unas compañeras del trabajo. Conocí a alguien que de entrada me resultaba indiferente y que con el paso de las horas lo encontré interesante, no porque realmente lo fuera sino porque me recordaba a él: su forma de hablar, la colonia en la que vivía, los brackets…
Al principio lo miré con ojos incrédulos, pensaba "Uy, no sabes lo bien que nos llevaríamos en otro contexto”. Y sin más, lo invité a mi cama. Tuvimos sexo. Mejor dicho: tuve sexo con ese desconocido. Corrección: Tuve sexo con ese desconocido sólo porque me recordaba a él.
Creo con fervor que las cosas que deseamos suceden. También tengo como certeza que no lo hacen en el momento indicado. Algunos dicen que porque no las deseamos con demasiada intensidad, yo creo que porque el universo, o lo que sea, nos hace esperar. Nos quiere mostrar algo. Nos quiere enseñar a ser pacientes.
Hoy me tocó verlo a los ojos. Hoy me tocó que hablásemos como amigos.
Hoy me tocó descubrir que no estuve equivocada todo este tiempo.
Que lo sigo queriendo, igual que antes, con admiración.
Hoy en un café, una mañana de sol de invierno, nos reímos juntos en un bar mientras lo miro a los ojos y recuerdo lo sucedido… sin tener el valor de contárselo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Con la misma sangre.



Podría elegir cualquier momento y relatarlo.

Por ejemplo aquel día
 en que mi casa estuvo sola y aprovechamos para tener sexo desenfrenado hasta en el sillón de la sala.

Pero me ronda, indiscreto, éste y quiere salir desde hace tiempo:

La primera vez que lo vi supe que mi vida se dividiría limpiamente en antes y después de conocerlo.

Su superioridad me dejaba pasmada y cada vez que aparecía tenía que ahuyentar a los manotazos limpios a las hadas y duendecillos que escoltaban su presencia y que comenzaban a revolotear por mi habitación.

Estaba allí, tan bello, regio, soberbio y sonriente como siempre... ¿qué otra cosa podía hacer sino arrojarme a sus labios?

Aquella primera cita supe que no era como lo había imaginado: Era mejor. A la hora del amor, un experto conocedor del tema pero con heridas profundas.

¿Por qué a la hora del amor nos ponemos jodidos?

Y aunque hubiese querido seguir soñando con que en el mundo no existiría fuerza, razón o causa que le impidieran estar a mi lado, recuerden: No todos los corazones laten con la misma sangre... 

Reclinada en el asiento del auto, mi nariz pega en el vidrio mientras dibujo corazones con mi dedito y miro la tarde lluviosa; me pregunto: ¿Dónde estarás? Te extraño.  

martes, 18 de octubre de 2011

En ti.

Un día, mientras tomábamos café, me preguntaste si todos los textos en mi blog eran verídicos. 

-Nada de ficción, todo lo que ahí cuento me ha pasado.

Creo que todavía te quiero
y te quise ayer
¿Para qué andar con vueltas? 
Creo que mañana también te voy a querer... ----
¿Recuerdas este texto? Es uno de los que más me ha gustado, ¿A quién se lo escribiste?. 
 
-La verdad, a nadie, a veces uno escribe por escribir- Respondí misteriosa...
 
Cuando lo cierto es que debí confesar que estaba inpirado en ti.

Cuado lo cierto es que debí haber contestado: En ti.



lunes, 19 de septiembre de 2011

Polanco - Coyoacán - Monumento a la revolución.


No soy fotógrafa; es más, no pretendo serlo, pero leí hace poco en un blog que la cámara no hace al fotógrafo, así que con celular en mano salí a tomar fotos a mi ciudad y se las comparto.





miércoles, 14 de septiembre de 2011

Con la luz apagada.




No sé por qué no entiendo de juegos cuando me toca jugar con barajas de póker... Nunca he entendido y sé que nunca lo haré. 

Esa noche jugaste a que me enseñabas mientras yo jugaba a que aprendía. Me voy a sincerar: mi mente sólo estaba concentrada en lo que iba a suceder. 

Tenía el as de corazones, pero ya sabes, las cartas estaban marcadas desde antes.

Apagaste la luz, y sin pensarlo mucho me abalancé sobre ti. Estaba decretado que, al menos esa noche, serías exclusivamente mío. 

No pude resistir más la urgencia de mi cuerpo, el rumor secreto de mis entrañas y el miedo y el ansia atolondrada de huir corriendo de allí y al mismo tiempo de quedarme para siempre en aquel silencio de gemidos exasperados y placer maldito y esclavizante. Con la obscuridad de cómplice, disfruté de una forma soberbia y poco descriptible de cada uno de tus besos, de tus abrazos, de tus gemidos, de tus movimientos, de tus susurros y de los agitados latidos de tu corazón. 

 Me gustó que luego de aquella madrugada escarlata te despertaras por la mañana para desayunarte mis entrañas junto con tu croissant y tu café, masticándome detenidamente y tragándome despacio, apostando a que no iba a gritar con cada mordida que me dieras, ya que tu familia estaba afuera.

Sí, ya sé que no eres mío, nunca lo fuiste…
Cómo también sé que mutar en cadáveres ahora no tiene lugar en nuestras vidas puesto que los dos venimos de largos desamores olvidables.

Continuaré con mi brecha de sinceridad:

Creo que todavía te quiero
y te quise ayer
¿Para qué andar con vueltas? 
Creo que mañana también te voy a querer...

lunes, 29 de agosto de 2011

La cena (Basada en hechos reales).


Te dije que esta noche estoy dispuesta a saltarme las reglas para probarte que yo entre tus brazos y tu entre mi cuerpo, soy una de esas chicas que ganan con la desnudez.

 
Y tú siempre estás allí, preparado para recomponer mis ruinas que muertas de frío te hablan en silencio y te empujan a la ausencia de susurros al oído y gemidos a olvidarse.

Es una lástima que no quieras venir porque te juro, esta noche la luna tiene hambre... y yo ganas de ti. 

La noche huele a sexo.
La sientes, verdad? ¿Por qué no aprovecharla juntos?

Te sienta de maravilla el traje de chico malo que te he visto antes... la desnudez. Me excita ver ese golpeteo arrítmico y pulsátil en tu entrepierna. Me excita.

Esta noche te prometo sexo de alta gama, vino de alta gama, chica de alta gama. Se que querrás repetir la cena.


Me encanta sentir que me llegas bien profundo mientras tomas mi pelo y embistes hasta mi garganta. Sentir unas arcaditas, sentir que me quedo sin respiración y boqueo en busca de aire... eso quiero.

Para mí, el sexo, cuanto más sucio, mejor....
Entonces, ¿Te sirvo ya la cena?

jueves, 25 de agosto de 2011

Sobre ti.

Porque siempre apareces cuando tambaleo con tu palabra más sensata, tu reflexión más oportuna, tu sonrisa sincera, tu mirada más profunda...
Descomprimiendo, tranquilo; el antes, el ahora, el mañana. El para siempre.

Porque yo no soy tu tipo.
Demasiado joven, demasiado castaña, demasiado rara, demasiado... Lo dejaste en claro en cada oportunidad que tuviste.

Mientras te preguntas, inquieto, si aún quiero...
Mientras te respondo, segura, que mi sitio está en tus brazos... No lo comprendes. Nunca lo harás.

Lo cierto y confesable es que soy tu zorra en la intimidad de nuestra recámara y que además, a los dos, eso...
... nos apetece.

Lo cierto y confesable es que soy tu amiga públicamente y que además,  a los dos, eso...
... nos apetece.